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viernes, 24 de diciembre de 2010

La belleza. El pensamiento natural.

La belleza, como conjunción armoniosa de la estética y del concepto cuyo combustible es el entendimiento. Como idealidad y perfección que sin causa ni motivo conocido, presenta un orden y comportamiento común en todo aquello que nos rodea. La razón, como la raíz que penetra en la tierra, ha ido dirigiéndose a sí misma. Guiada en busca del conocimiento al igual lo que hace la raíz en busca del agua, ha sido concebida fundamentada en los mismos patrones. Esto es un resultado de ello:

Nature by Numbers - Cristobal Vila from Natalia Godoy on Vimeo.


Como aquellos Pitagóricos de la Atigua Grecia, con este vídeo titulado "Numbers and nature" el autor Cristóbal Vila (http://www.etereaestudios.com), nos ilustra algunas de las relaciones entre matemáticas y naturaleza. Esto no debiera llevarnos a pensar que la naturaleza obedece a unas leyes matemáticas como una persona obedece (o no) las leyes de un estado. La principal diferencia entre ambos casos es que la naturaleza no se supone consciente de la norma y ni se la otorga libertad para no obedecerla. Podemos interpretar mejor que los sucesos son tendencias regulares del comportamiento y en base a esa regularidad, la ciencia enfatiza en la posibilidad de poder llegar a generalizaciones en sus estudios.

Ciertos patrones de crecimientos de flores y de la formación de conchas, la geometría de los panales de abejas y demás ejemplos conocidos, son correspondencias del mundo natural con resultados matemáticos obtenidos a partir de abstracciones (lógico-deductivas) y de un elaborado aparato matemático utilizado históricamente para la resolución de problemas reales de distinta índole. Nuestra lógica llevada quizás azarosamente a ser utilizarda en determinados ámbitos particulares, nos ha revelado resultados más generales de lo que podíamos pensar en un primer momento. Esa aparente correspondencia casual entre resultados matemáticos abstractos y formas naturales no es tan azarosa si nos damos cuenta de dónde procede el aparato matemático y la lógica. Son productos naturales de esas tendencias regulares del comportamiento. La correspondencia resulta entonces armoniosa y resonante, cuando encontramos que la lógica es la naturaleza hecha pensamiento, cuya máxima manifestación se expresa en la relación e interpretación de símbolos matemáticos que representan abstracciones del mundo natural. Esas abstracciones han dado lugar a resultados aún más abstractos, sin aparente relación con el mundo natural ni con mayor utilidad que constituir parte del aparato y sus métodos, y hemos quedado sorprendidos al encontrarlos representados en el crecimiento de una flor o en la geometría del ala de un insecto.

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